En la comuna de Concepción, Rodrigo Contreras, colaborador de Consorcio, lidera talleres de empoderamiento digital para personas mayores, una iniciativa que no solo transforma vidas, sino que también cambia perspectivas.

Hace un par de años, la idea de que una persona mayor pudiera manejar un smartphone parecía distante para muchos. El rápido avance de la tecnología ha dejado a muchos de ellos rezagados, enfrentándose a desafíos tan básicos como responder un mensaje o encontrar un número de teléfono en sus dispositivos. Sin embargo, eso está empezando a cambiar gracias a iniciativas como los talleres de empoderamiento digital, organizados por el proyecto Juntos con los Mayores, una iniciativa que cuenta con el respaldo de la Asociación de Aseguradores de Chile y la Corporación 3xi. En el centro de este cambio se encuentra Rodrigo Contreras, un voluntario apasionado por el impacto social que puede generar el acceso a la tecnología.

Rodrigo cuenta que la idea surgió desde la gerencia corporativa de Consorcio en Santiago, quienes buscaban llevar la digitalización a las personas mayores de las regiones. “Recibimos la invitación para ser la primera sucursal en implementar este piloto, y la verdad es que me motivó mucho. Trabajo directamente con pensionados, y me doy cuenta de las dificultades que enfrentan a diario. Muchas veces, tareas simples como encontrar un número de teléfono o hacer una videollamada se convierten en obstáculos enormes para ellos”, explica.

Esta realidad no solo es observada en el entorno laboral, sino también en la vida personal de Rodrigo. «Lo veo en las personas mayores de mi entorno familiar, y al ver lo que enfrentan día a día con la tecnología, me di cuenta de que hay una necesidad urgente de ayudarles a adaptarse a este nuevo mundo digital». Esto además fortaleció su motivación  para sumarse a la iniciativa de empoderamiento digital, donde los participantes, en su mayoría personas mayores de 65 años, asisten a talleres donde aprenden desde lo más básico: cómo manejar un teléfono inteligente, descargar aplicaciones, utilizar un QR.

Los desafíos son grandes. Rodrigo explica que, para muchos de los asistentes, la tecnología avanzó tan rápido que no pudieron adaptarse a tiempo. «Pasaron de usar celulares simples a teléfonos inteligentes que les piden deslizar el dedo o entrar en carpetas, y eso les resulta muy confuso», comenta. Sin embargo, la paciencia y el tiempo son clave. «Lo que más valoran es que les dedicamos tiempo, y eso es algo que los hace sentir respetados y valorados. Están aprendiendo y, más importante aún, se están dando cuenta de que pueden ser más independientes», añade con orgullo.

Además, señala que este tipo de iniciativas promueve un aprendizaje mutuo. “Ellos aprenden de nosotros sobre tecnología, pero nosotros también aprendemos de su experiencia de vida, de su forma de ver el mundo. Es un intercambio que enriquece a ambas partes.”

El camino hacia una inclusión digital plena para las personas mayores aún es largo, pero con iniciativas como esta, se están dando los primeros pasos para cerrar esa brecha. Para Rodrigo, el éxito de los talleres de empoderamiento digital en Concepción es solo el comienzo. «Creo que es esencial que este tipo de proyectos se sigan replicando en otras partes del país. La tecnología no es solo una herramienta para los jóvenes, es una necesidad para todos. Y todos merecen tener las herramientas para utilizarla.»

Gracias a proyectos como Juntos con los Mayores y la colaboración de empresas comprometidas como Consorcio, cada vez más personas mayores están encontrando su lugar en el mundo digital, desarrollando habilidades que les permiten mejorar su calidad de vida y recuperar su independencia en un entorno cada vez más tecnológico.