“Si cuando empecé en esto me hubieran preguntado si estaba dispuesto a dedicar las próximas décadas a ser dirigente social sin que me pagaran, les hubiera dicho que ni loco. Pero cuando vi la necesidad de la gente, especialmente la de los adultos mayores, me enamoré de este trabajo. Mi pago es que me digan ‘muchas gracias’”, confiesa Víctor Leiva, de 81 años, presidente de la Unión Comunal de Clubes de Adulto Mayor, asociación que reúne a 28 clubes de distintos sectores de Maipú, con más de mil participantes activos.

El recorrido de este líder social maipucino, comuna donde ha vivido toda su vida, comenzó casi por casualidad. El año 2000 supo de un grupo de vecinos del sector Plaza Sur que tenía serios problemas de salud, debido a un tóxico químico que emanaba de una fábrica cercana. Al involucrarse en la campaña para terminar con esta peligrosa contaminación, Don Víctor no solo logró que se prohibiera la emisión del producto, sino que impulsó la formación de un club del adulto mayor, convirtiéndose en su presidente. De ahí no paró más, de hecho, todavía lo dirige. “Muchas veces les he dicho que busquen a alguien más joven y con nuevas ideas, pero me piden que siga no más”, relata con indisimulado orgullo.

El dirigente enumera algunos de los logros obtenidos trabajando junto a sus vecinos: han implementado un gran número de proyectos financiados por los fondos concursables del Senama; han realizado paseos a distintos lugares de Chile, siendo las visitas a Doñihue, en la Sexta Región, el panorama favorito; y han ejecutado distintos tipos de talleres. “El número límite de integrantes de este club son 40 personas y por una razón práctica: ésa es la capacidad máxima del bus que nos transporta a todas partes”, explica medio en broma, medio en serio.

En el 2008, Don Víctor asumió un nuevo desafío: participar en la formación de la Unión de Clubes de Adultos Mayores de la comuna, la que llegó a tener 41 asociados. Y él, una vez más, se convirtió en presidente. “A mí me gusta mucho hablar, pero más me gusta hacer”, responde cuando se le pregunta por la clave de su liderazgo. “Como asociación hacemos una importante labor social. Hemos organizado y obtenido el financiamiento para capacitaciones que van desde cursos de desarrollo personal y de primeros auxilios, hasta talleres de alfabetización digital y de electricidad básica, pasando por clases de cultivo de hidroponía y de tejido en telares. Y los vamos actualizando según las necesidades de la gente”

También destaca el trabajo que hicieron durante la pandemia y la ayuda que recibieron de varias empresas. Para todos los clubes nos conseguimos Ipads para que pudieran hacer reuniones online. También gestionamos donaciones de termómetros digitales y de oxiómetros para medir la presión”, afirma desde la sede de la organización, ubicada a pocas cuadras del Templo Votivo de Maipú.

Al explicar la labor que cumplen estos clubes en la protección y mejora de la calidad de vida de los adultos mayores, Don Víctor relata una conmovedora historia: Hace algunos años llegó a mi oficina un señor junto a un matrimonio de más de 80 años. “Se quieren suicidar”, le dijo. “Bien malo su chiste”, le respondió él. Pero no era broma: el hijo le había dicho a sus padres que iba a vender la casa donde vivían desde hace décadas y que los mandaría a un asilo. Ambos estaban tan desesperados y tristes que querían matarse. “Me pareció un abuso muy injusto y los llevé al Senama, donde se les asignó un abogado y, por vía judicial, se resolvió que la casa no se podía vender hasta que murieran”, recuerda satisfecho.

Dentro de los apoyos de la sociedad civil que Víctor Leiva destaca está el del proyecto “Juntos por los mayores”, de la Corporación 3xi. “Yo siempre estoy buscando organizaciones que nos cooperen y ellos nos han ayudado con cosas concretas como el ciclo de empoderamiento digital que recién se realizó en el Club ‘Amor y Fe’. Pero tengan cuidado, que yo soy bien pedigüeño…”, comenta con humor”. 

Con entusiasmo habla sobre una nueva “petición” que, asegura, ayudará a acercar a las personas mayores a la tecnología: instalar en la sede de la Unión de Clubes un infocentro para que los socios practiquen libremente lo que han aprendido en los talleres de computación, como buscar noticias, ver videos tutoriales en Youtube e informarse sobre los beneficios y oportunidades que entrega el Senama y la Municipalidad. “Con 10 computadores y conexión a Internet haríamos maravillas”.

“De esto no me quiero jubilar. Es gratificante estar al frente y cooperar con mi experiencia”, confidencia. 

Don Víctor también reconoce que se dio cuenta de que al pasar todo el día trabajando, estaba dejando “muy botada” a su señora. “Ahora la traigo para acá y todos felices”, agrega con una sonrisa que parece ser su sello.